Cuando los niños piden una mascota piensan en tener un eterno compañero de juegos, pero hay que hacerlos conscientes de las responsabilidad que esto conlleva.

 

A partir de los seis años los niños comienzan a hacer amigos y a desear la compañía no sólo de niños de su edad, sino también de una mascota. Si tu hijo ha comenzado a pedirte con insistencia un perro o un gato, tienes que platicar con él. Tómense su tiempo y busquen un lugar tranquilo y sin distracciones, donde puedas explicarle todo lo que implica tener una mascota.

 

Tienes que hacerle ver que él estará a cargo de alimentarlo, bañarlo, vacunarlo y, en general, de todas sus necesidades. Será una responsabilidad compartida porque tú también estarás pendiente, pero debe saber en él recaerá la mayor parte.

 

Es fundamental que tu pequeño sepa que no se trata de un juguete que puede guardar o regalar cuando ya no desee jugar con él, sino un ser vivo que lo acompañará por muchos años y que requiere de muchos cuidados.

 

Un buen comienzo es que esté presente en todo el proceso que implica adquirir una mascota, desde llevarlo de la tienda o albergue a la casa, hasta la elección del lugar en donde vivirá.

 

Sé muy paciente con tu pequeño porque al principio le será difícil cuidar a su mascota. No lo reprendas con dureza si olvida algo, pero hazle ver que su nuevo amigo necesita alimentarse, bañarse y salir a pasear igual que él.

 

Con el paso de los días verás que él se hace más responsable y comienza a comentarte cosas en las que quizá tú no habías reparado. Esto no significa que debes dejar de supervisarlo, por el contrario hay que estar más pendiente porque con el paso del tiempo tendrá que ir aprendiendo nuevas cosas.